Aventura 8: Nuevas, nuevos y más nuevas

Tras tanto tiempo sin escribir, resulta que han ocurrido bastantes cosas.
1º Esteban se cambió de habitación ( aleluia, tenemos ventana nueva por la que entra luz, que lo que tenía hasta entonces era unos centimetros de contacto con el mundo exterior. Está más contento con su ventana. Casi que le ponemos un altar para que la adore un ratito cada mañana)



2º Yo me gradué ( lo sé, lo sé... ya era hora después de tanto tiempo. Es que me dan un poco de cosas estas ceremonias y no fuí ni a la del instituto ni a la de la primera carrera. Vamos, cuando mi madre se enteró me amenazó via telefonica que como no fuera me iba a... bueno que fuí. Que hay madres que saben ser muy convincentes. No os penseis, nada espectacular, por n haber ni familia delante de la que hacer el ridiculo cayendome de bruces en medio del paseo a por la banda, arrastrando conmigo algun que otro trapo de Breska de la de delante.)
3º Nos hemos quedado sin Rebeca ( bueno, no la conoceis. Pero es una gran pérdida: la semana que le tocaba a ella limpiar, la casa relucía de puro limpio, no se retrasaba ni un día con el pago de internet. Vamos que casi nos ponemos a llorar y todo mientras salía por la puerta pensando que la casa se iba a llenar de cucarachas y platos sin fregar y facturas sin pagar, y... bueno, ya os lo imaginais).
4º Gabriel se ha instalado en el piso ( jeje. Chicas, seguro que estais pensando: tío bueno, cachas, servicial, limpio entra por la puerta...Error, Gabriel es mi bonito bonsai nuevo, recién salido del Ikea que se ha venido a instalar encima del escritorio de Esteban. Está el tan contento con su bonsai... lo riega, le mira las hojas, ya piensa en cuando lo va ha podar. Vamos que no tiene boca que si no le da de comer y todo. Es tan bonito: con su tronco retorcido, sus hojitas verdes al viento de la ventana y su tierra con un poquito de musgo y todo. Una ricura de ficus benjamín. Su hermano nos dejó hace un tiempo, intentó aguantar, pero día tras día se le veía más mustio ( él que había sobrevivido y volvía a echar flores... un día nos lo encontramos con las raíces arrancadas, obra sin lugar a dudas de algún desalmado sin corazón ni amor por las plantas: sí, creemos que fué cosa de Ladillaman en un ataque de curiosidad malsana. Los últimos días lo dejamos descansar en su maceta-atadud en la ventana al sol de primavera.
Vamos que como a Gabriel le ocurra algo, me cargo a Ladillaman y os quedias sin sus aventuras.
Y 5º Tenemos una habitación libre... pero eso os lo cuento en otro momento.